Problemas que presentan los niños/as con ACIS, especialemente con superdotación intelectual, a causa de la falta de atención educativa específica de sus necesidades:
Hace
poco, en uno de los grupos de facebook en que estoy metida, leía la siguiente
pregunta de una docente: "¿Consideráis necesario intervenir en
todos las casos diagnosticados como AACC?; Ya se que se debería modificar toda
la metodología para atender a todos, pero si no ocurre, creéis conveniente
hacer ampliación a todo alumnado AACC? ¿Es posible que un niño se adapte y esté
tan acomodado que no pida más a pesar de saber que puede dar más?; ¿habría que
motivarle a dar más? Se trata de un niño tímido y sin intención de destacar.
Aunque sabe y lo dice, que aprende muy rápido."
Creo que esta pregunta
refleja en sí misma el desconocimiento general de muchos docentes sobre lo que
son las ACIS., para empezar porque no me cansaré de repetir que el grupo de los llamados Alumnos de Altas
Capacidades Intelectuales es un grupo de alumnado muy heterogéneo, cada uno con
características y necesidades absolutamente distintas.
Os voy a poner un ejemplo con haciendo
una analogía con un "problema físico" que también afecta a la
enseñanza/aprendizaje (teniendo en cuenta que la alta capacidad no es jamás un
problema, pero si no se atiende educativamente de forma adecuada si pasa a ser
un problema): pongamos que
normativamente el legislador ha decidido crear un grupo educativo formado por
los "alumnos con problemas visuales" que sería el equivalente del
grupo "alumnos con altas capacidades intelectuales". Dentro del grupo de alumnos con problemas
visuales tendríamos desde los alumnos miopes, hipermétropes, con astigmatismo,
bizcos, ... y a los alumnos con una ceguera visual en mayor o menor grado; comparativamente hablando, en el grupo de
alumnos AACC tenemos a los alumnos con talentos simples, múltiples, complejos y
a los alumnos superdotados en mayor o menor grado. Obviamente las necesidades de cada uno de
ellos son distintas, sin embargo, podríamos realizar la abstracción de que todo
los alumnos con problemas oftalmológicos necesitan gafas, gafas que serán
diferentes según la patología del paciente y que en el caso de los alumnos con
ceguera en mayor o menor grado, pueden no ser necesarias porque se necesitan
otros medios absolutamente personalizados (implantes, bastones, enseñanza del
sistema braille, perros guía, ...); del
mismo modo, todos los alumnos con AACC necesitan de enriquecimiento,
adaptaciones curriculares, aceleración o una enseñanza absolutamente
personalizada.
La pregunta de esta docente equivaldría
a "¿es posible que un niño con un problema visual se adapte y esté tan
acomodado que no diga que no ve bien a pesar de saber que si viera mejor
aprendería más?" Lo primero que
tendríamos que saber es qué edad tiene el niño y qué tipo de problema visual
tiene: ¿Hasta que edad es posible que un
niño con un problema oftalmológico (no muy grave) "se adapte y no
manifieste que lo tiene"? ¿Se adaptaría un niño pequeño miope,
hipermétrope, astigmático o bizco a una clase "normal" sin pedir unas
gafas? ¿cuantos niños de esa edad conocéis que le digan a su profesora: necesito unas gafas con 1,5 dioptrías en el
ojo izquierdo y 2 dioptrías en el derecho para poder ver de lejos, a pesar de
que ellos no vean bien? Creo que esas
preguntas deberían responderse solas.
Al igual que un niño pequeño sabe que
no ve bien, pero no sabe cuál es su problema ocular para poder decírselo a su
profesor, un niño de AACC sabe que es diferente pero no sabe de qué modo y no
sabe cómo expresarlo; para eso debiera
servir la Evaluación
Psicopedagógica, o bien el informe realizado por un Psicólogo
Clínico, lo mismo que sirve el informe de un Oftalmólogo. La cuestión es que el Orientador Escolar
explique al docente, a los padres y al niño, qué le pasa y cómo hay que abordarlo
educativamente.
Existen numerosos estudios científicos
sobre los problemas que manifiestan los niños superdotados y los niños con
diferentes talentos a causa de inatención educativa específica, desde los que
abordan el problema desde el punto de vista de las patologías clínicas de tipo
médico a los que las abordan desde el punto de vista psicológico.
Desde el primer punto de vista, están sobradamente
estudiadas patologías de tipo psico-somático como las dermatitis atópicas,
eccemas, alergias, fiebres altas sin etiología aparente, dolores estomacales,
problemas digestivos, vómitos, cefaleas, migrañas, contracturas musculares,
problemas de sueño, .... problemas todos ellos derivados de una característica
típica de estos niños: la SOBREEXCITABILIDAD por disponer de mayor cantidad de conexiones neurológicas/neuronales, lo que explica en sus estudios K. Dabrowsky. Sobrexcitabilidad que se manifiesta como:
1.- S.
Psicomotriz: Gran capacidad para
mostrarse activo y/o enérgico.
2.- S. Intelectual: Necesidad de buscar y entender la verdad,
adquirir conocimientos, analizar, crear,...
3.- S. Imaginativa: Fantasías, visualización al detalle, sueños
muy elaborados, facilidad para inventar o ingeniar,...
4.- S. Emocional:
Emociones extremas muy intensas, empatía, capacidad para comprender e
identificarse con las emociones ajenas, ...
5.- S. Sensitiva:
Experiencia exacerbada de deleite o desagrado a través de los sentidos.
Quizás
lo menos conocido, pero no menos estudiado, son los efectos neurológicos de una
inadecuada atención educativa de estos infantes, tal como los recoge un estudio
de la Dra. Yolanda
Benito Mate publicado en Nº 29 de la Revista Educar
del año 2004 que dice:
"Un reciente estudio de
Barbara Clark (presidenta del World Council for Gifted and Talented Children,
1997-2001, profesora de la
California State University en Los Angeles) acerca del daño
neuronal a causa de la no utilización del potencial humano, reseña entre otras
conclusiones las siguientes:
1. La cantidad de dendritas
neuronales se incrementa con la
estimulación, al igual que aumenta el potencial por las interconexiones
neuronales y la complejidad del pensamiento.
2. El estrés y la tensión
provocan un deficiente flujo en el cuerpo calloso creando una reacción
bioquímica en el área límbica que provoca la desaparición de neuronas
cerebrales.
3. La formación reticular, el
sistema límbico y el tálamo seleccionan activamente los estímulos y responden
positivamente a la novedad, lo inesperado y a la información discrepante,
aumentando su potencial activo.
Así pues, se puede afirmar que la falta de una estimulación adecuada
ocasiona no sólo que los alumnos no desarrollen plenamente todo su potencial
sino que la tensión y el estrés que ello les provoca lleva a una merma de dicho
potencial."
Traducido lo anterior al lenguaje común, si no se atiende educativamente de forma adecuada a estos niños, éstos pierden neuronas, existe una relación entre falta de atención educativa y cambios cerebrales, que ha sido probada por numerosos estudios.
El Catedrático de Pediatría G. Galdó Muñoz del Departamento
de Pediatría. Universidad de Granada, en un Artículo especial (Bol. SPAO
2008; 2 (2) 157) sobre la atención educativa diferenciada que
necesitan los niños superdotados, ya expresó una serie de problemas clínicos de
carácter psicológico que pueden presentar los niños superdotados que no sean
atendidos educativamente de forma adecuada, como son la di-sincronía, el
efecto Pigmalión, la inadaptación o discriminación, ser culturalmente
diferentes o presentar problemas de índole afectivo o emocional;
problemas todos ellos que desaparecerían con la educación diferenciada que
precisan y que se encuentra establecida legalmente.
El síndrome de Di-sincronía. Consiste en la falta de
sincronización en el desarrollo intelectual, social, afectivo y motor de los
superdotados. Puede ser interna o social.
1.- Di-sincronía interna. Se produce debido a que los
niños superdotados desarrollan irregularmente algunas de sus características.
a) Di-sincronía intelectual-psicomotora. La
mayoría de los niños superdotados aprenden con gran precocidad a leer; sin
embargo, tienen problemas con la escritura puesto que su evolución motora es
más lenta. Les es muy difícil coordinar los movimientos de la mano, aún torpes,
con su gran agilidad mental. Estimular a los superdotados para que comiencen a
escribir sin estar preparados puede provocarles estados de ansiedad e
insatisfacción.
b) Di-sincronía del lenguaje y razonamiento.
Tienen mayor capacidad de razonamiento que de lenguaje. Al ser su comprensión
muy rápida, dejan de memorizar lo que se está explicando, creyendo que basta
con entenderlo. En consecuencia, cuando se les pide que expliquen dicha
lección, lo harán con más torpeza que un niño normal que habrá estado más
atento, por costarle más su entendimiento.
c) Di-sincronía afectivo-intelectual. La
gran capacidad intelectual del niño superdotado puede producirle angustia, ya
que emocionalmente aún es inmaduro. Tiene una riqueza intelectual
extraordinaria, y sin embargo, no puede procesarla de modo adecuado. Este
estado puede llegar a un estado de neurosis.
2.- Di-sincronía social. Es el resultado de las
relaciones del niño superdotado con la sociedad que le rodea.
a) Di-sincronía escolar. El desarrollo
mental de un superdotado es mayor al resto de sus compañeros de clase. Si un
niño superdotado no es identificado rápidamente y no se adecua el currículum a
sus necesidades, se logra que sus capacidades naturales se deterioren, con lo
que su rendimiento escolar puede llegar a ser en la mayoría de casos, incluso menor
al de un niño normal. Generalmente en la escuela los niños superdotados
buscarán para los juegos exteriores a niños de su misma edad, pero no así para
juegos de interior o para conversar, en las que buscarán gente mayor. Esta
Di-sincronía se manifiesta, desgraciadamente, en fenómenos como el “bulling”
por la que los niños superdotados son efectivamente amenazados y lesionados por
sus compañeros que ven su capacidad de aprendizaje como un ataque a sus
intereses o a sus propias deficiencias.
b) Di-sincronía familiar. Aunque son los
padres los que la mayoría de las veces se dan cuenta de la capacidad de sus
hijos, muchas veces no están preparados para responder a todas sus preguntas,
creando una gran angustia en los niños superdotados, que se ven forzados a
tomar una decisión drástica, contentarse con lo que ya saben y no buscar más
respuestas, con lo que sus capacidades intelectuales se ven restringidas, o dar
rienda suelta a ellas buscando el conocimiento fuera de la familia.
3.- El efecto Pigmalión negativo. Se presenta cuando un
niño superdotado permanece sin identificar, tanto en la escuela como en la
familia. Las expectativas que sobre él se tienen ocasionan, a veces, un
descenso cada vez mayor de su rendimiento, tan solo para que no se les vea diferentes.
Lo que ha sido profundamente analizado por García Yagüe en la obra "El niño bien dotado y sus
problemas".
4.- Inadaptación o discriminación. Aunque la mayor parte de
los niños con un potencial intelectual muy alto consiguen su pleno desarrollo
intelectual, existen niños que, por razones diversas, no siguen el mismo
camino. Es por ejemplo el caso de un discapacitado físico y a la vez dotado de
capacidades intelectuales o artísticas notables. Éste vive dos estados
excepcionales, origen ambos de tensiones y frustración, que tiene que asimilar.
Aceptarlo tal como es, sin elogios exagerados, mostrándole sinceramente sus
fuerzas y sus debilidades, es una actitud positiva hacia un niño que necesita
encontrar su propia identidad.
5.- Culturalmente diferentes. Pertenecen a otro grupo de
niños brillantes que intelectualmente a menudo se quedan con las ganas. Cumplen
sobradamente la expectativa de su entorno y su cultura, pero no son
considerados como tales a causa precisamente de la especificidad y de los valores
del grupo al que pertenecen y que una sociedad anclada en sus criterios propios
no quiere o no puede admitir fácilmente.
6.- Problemas de índole afectiva y emocional. El evidente desfase entre
su edad intelectual y la biológica provoca en muchas ocasiones en estos niños
problemas serios a la hora de adaptarse a su realidad cotidiana, especialmente
en lo respecta al apartado social y relacional. Dicho de otro modo, su
magnífico rendimiento individual contrasta con un pésimo rendimiento colectivo.
El núcleo familiar adquiere en estos casos una relevancia realmente definitiva,
puesto que constituye el reducto de confianza del niño y definen la actitud con
que éste afronta su integración en el entorno social. Por otro lado, los
problemas del niño terminan afectando a todos los miembros de la familia. La
personalidad del niño superdotado, se caracteriza por el especial grado de
afectividad que demuestra. Necesita relacionarse con el resto de personas y
establecer con ellas vínculos de amistad y confianza. Estos pequeños muestran
una evolución intelectual tan rápida, que se crea un desajuste entre la esfera
intelectual y las otras facetas de la personalidad, lo cual implica que tengan
un desarrollo diferente que el de resto de los niños en el ámbito emocional y
social. En numerosas ocasiones la presión del entorno social puede provocar en
ellos problemas emocionales y de adaptación.
A estos problemas se suman otros como el acoso
escolar por parte de los compañeros, el ostracismo social o la depresión, que
en casos extremos puede llevar, incluso, al suicidio.
Sería
demasiado largo para un post abordar todos los problemas clínicos tanto de los
niños superdotados como de los diferentes talentos y hay muchas tesis
doctorales y publicaciones de investigaciones científicas médicas y
psicológicas que seguro que lo abordan mejor que yo, pero espero que lo
anterior os sirva para darle la importancia que merece a la atención educativa
de estos niños.
Sed felices.
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