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domingo, 21 de diciembre de 2014

El sentido común y las Altas Capacidades Intelectuales: una reflexión personal.-



         Mis queridos lectores, haciendo un repaso por las informaciones y los estudios sobre Altas Capacidades Intelectuales que he venido leyendo y estudiando a lo largo de los años y teniendo en cuenta que ni soy docente, ni pedagoga, ni psicóloga, ni médico, sino una persona, mujer, hija, madre, esposa, amiga, profesional, ...con sus personales experiencias vitales, que ha reído y ha llorado y se ha equivocado y ha aprendido y sigue buscando, y aprendiendo y evolucionando día a día ... tengo la sensación que, si algo falta en este mundo loco en el que vivimos es sentido común... ese que es el menos común de los sentidos, porque nos hemos vuelto incapaces de pensar por nosotros mismos, de ser críticos, de ser lógicos, cuando es esta capacidad de razonar la que nos debería distinguir como especie.

         Veo un sistema educativo que se resiste al cambio de forma férrea, quizá por pereza, por incompetencia o por saturación, cuando la educación, el aprendizaje, es cambio, es evolución; veo supuestos "expertos" que son incapaces de ver más allá de la perspectiva repetida por sus maestros, sin una pizca de sentido crítico ni de criterio científico ni de ganas de trabajar y de aprender, cuyo único interés reside en demostrar que ellos y solo ellos, están en posesión de "la razón", como si la ciencia se basara en verdades absolutas y no en hipótesis de trabajo; veo políticos centrados en su supervivencia como especie y no al servicio de la comunidad que les paga y por ese motivo, veo leyes cada vez más absurdas e injustas que involucionan en derechos en vez de garantizarlos y que no se basan ni en el conocimiento ni en otro interés que no sea en servir a la voz de sus amos; veo una administración llena de técnicos ocupados en cumplir la letra de normas que han sido redactadas desde la más absoluta ignorancia de los hechos que reflejan y no en cumplir el espíritu de la ley, incapaces de pensar por sí mismos o demasiados ocupados en que otros tecnócratas no les riñan por tener un solo pensamiento propio que conduzca a una actuación diferente o a una protesta; veo una sociedad que ha perdido valores elementales como la honradez, el esfuerzo, el gusto por el trabajo bien hecho, la cooperación o la solidaridad, centrada en su propio ombligo e incapaz de mirar ha su alrededor.... y eso es lo que transmitimos a nuestros hijos e hijas, niños y niñas que beben de nuestras fuentes, y que generan auténticos guetos dentro de "escuelas inclusivas", que no admiten ni respetan la diversidad, que tienen cada día más violencia, que les sobra nepotismo y les falta de autoestima, que tienen apatía, aburrimiento, depresiones y una perspectiva sobre el éxito absolutamente distorsionada por los medios de comunicación y la sociedad en general, que sólo se basa en la riqueza económica, en el poder, en el sexo, en la manipulación ... que estamos siendo incapaces de transmitirles ilusión, esperanza, ganas de aprender, de trabajar y, por tanto, de cambiar, de madurar, de crecer, de evolucionar.... Creo, sinceramente, que hemos perdido cualquier perspectiva objetiva.  -Y ¡por supuesto que hay excepciones! y ¡gracias a que hay excepciones!-

         Lo que quiero decir es que, por sentido común, debería ser comprensible, admitido y valorado, que todos los seres humanos somos diferentes y que esta diferencia no nos pone ni nos quita VALOR como personas, que "las etiquetas son para los botes no para las personas", que cada uno de nosotros tiene unas características que nos hacen únicos e irrepetibles, con cualidades y defectos, aptitudes, condicionantes y logros.  Que no por ser altos o bajos, flacos o gordos, rubios o morenos, rápidos o lentos, habilidosos para algunas cosas o torpes para otras, somos más o somos menos, que el valor de las personas no se mide ni se pesa, que los logros de unos son logros para todos, y que eso es realmente la diversidad y que darle a cada uno lo suyo es la equidad, la auténtica igualdad.  Si entendiéramos eso que nos dice el sentido común, entonces, no tendríamos que hablar de altas o bajas capacidades intelectuales, ni artísticas, ni figurativas, ni verbales, ni deportivas, ni emocionales, porque hablaríamos de Luis, de Juan, de María, de Antonio, de Jennifer, de Necane, de Jaume... de ti y de mi, ... de nosotros.

         Tan difícil es entender que somos diferentes y que tenemos distintas necesidades y capacidades y que TODOS tenemos derecho a tener la oportunidad de desarrollarlas; entender que lo que nos ha hecho evolucionar como especie es la especial capacidad de unos pocos que han creado, inventado, pensado, "obras" de las que nos beneficiamos todos, en todos los ámbitos, y que eso no quita valor al resto, que ha sabido apreciarlo, ponerlo en funcionamiento y crecer con ello y que sin ellos, dejarían de ser un logro.   En el mundo de las abejas, las obreras no pretenden cargarse a la reina, ni a los soldados, ni a los zánganos, y viceversa, si quieren sobrevivir.  La naturaleza apoya la selección natural que lleva a la supervivencia y a la evolución de la especie.  Solo una especie como la nuestra, carente de sentido común, puede pretender el triunfo de los mediocres por encima de los capaces y que, además, se crea que eso se hace en beneficio de los más débiles, porque eso solo conduce a la autodestrucción y solo tenemos, desgraciadamente, que mirar a nuestro alrededor para ver en lo que nos estamos convirtiendo.

         De todo corazón, deseo que creemos un mundo mejor, que cada uno pueda aportar su talento, grande o pequeño, especial o normal, que seamos capaces de formar a personas felices, responsables, respetuosas, honradas, trabajadoras, plenas, ... sin etiquetas...., que, entre todos, podamos crear ese mundo en que nos gustaría vivir y que nos gustaría dejar en herencia a nuestros descendientes. Feliz Navidad.  

          

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